Capítulo 10
EL NIÑO QUE SE ENAMORÓ DE UNA ESTRELLA
Érase una vez un niño llamado Hakim que vivía en el desierto. Siempre ordeñaba las cabras. Por el día observaba como el viento cambiaba de sitio la arena y hacía dunas. Por las noches, comía, se tomaba un vaso de leche y después se subía a la montaña más alta y observaba las estrellas. Su preferida era una muy chiquitina, a la derecha de un camello grande porque el también era insignificante. Entonces se enamoro. De repente un día desapareció. Miró mil veces, pero no la encontró. Lloro y como no quería que su familia se enterara de que había llorado se lavó la cara. Se fue a un sabio y Hakim le dijo lo que ocurría. El sabio le dijo que tenía que cumplir tres condiciones. 1ª condición: desear con todas tus fuerzas que vuelva. 2ª condición: no volver a pensar que la estrella te pertenece. 3ª condición: limpiar y cepillar a mi camello todos los días. Él las cumplió y cuando se fue a la montaña mas alta y observó, y...¡la estrella volvió!, pero la vio en la parte izquierda del camello.
ALEXANDRU
El paseo a caballo
Aquel DIA, Nina, se fue al campo con su padre y con su vecino para acabar el pozo, pero Nina, como siempre aburrida por la monótona tarea, decidió ir a ver a los toros. Entre ellos diviso 3 jinetes, uno era mas pequeño que los demás y Nina descubrió que era Roberto. Roberto también descubrió a Nina y llego hasta ella.
Roberto consiguió convencer a Nina de que diese un paseo con el en Simón (el caballo) y montados en el caballo charlaron.
Su padre acabo la tarea y Nina tuvo que volver pero antes, Roberto, le dio dos sonoros besos y Nina se puso alegre.
Santi
La leyenda del pozo misterioso
Y le llevo de paseo pero Nina tenia miedo de caerse y estaba
Al rato volvieron al campo donde estaban sus padres y Roberto le dio dos besos y Nina se puso roja y le subieron tres grados de temperatura en 2 segundos y se fueron al pueblo.
Ya era hora de irse. El día anterior Roberto le dio a Nina la foto de su caballo, Simón. Antes de irse, Amelia le dio a Nina una carta
Que sólo podría abrir cuando llegara a casa. Cuando llegaron a casa, Nina fue al balcón y abrió la carta en ella ponía:
Cuando leas estas palabras ya estarás lejos de este patio, de este balancín desde el que hemos paseado juntas por huertos de naranjos, por el desierto, por los mares en barcos piratas, por pozos misteriosos por todos esos lugares donde se pueden ir con la imaginación sin salir de este patio o terraza en la que ahora estas. Mira el cielo, Nina. En este momento yo también lo hago. Estamos viendo las mismas estrellas. Todo está igual, allá y aquí; solo cambiarán las nubes y la intensidad del sol, pero las mismas estrellas están ahí, las que existen y las que no existen pero podemos ver. Porque a veces los ojos de la realidad y los de la imaginación pueden ver las cosas que existen y las que no existen. Como un juego de magia. Porque la vida tiene mucho de magia. Mira todas las noches las estrellas y estaremos
juntas. Un beso, abuela Amelia.
A nina se le escapó una lágrima que le llegó hasta los labios.
Pablo
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